lunes, 4 de septiembre de 2017

LA CÁMARA DE LOS ESPOSOS . MANTEGNA. (1) ICONOGRAFÍA E ÍNDICES


Como ya vimos aquí, el impulso humanístico de Ludovico hizo que intentara atraer a su corte de Mantua a estrellas del Renacimiento.
Dos fueron sus pilares: Alberti y Mantegna
Mientras que el primero participó directamente en el nuevo urbanismo de la ciudad (San Andrés, San Sebastiano...) y sirvió para la introducción del humanismo en su corte, Mantegna fue el encargado de cambiar el sistema figurativo con sus frescos y diseño de obras efímeras para fiestas y recepciones.
Dentro de su trabajo, esta Cámara de los Esposos se convertirá en la piedra cimera de toda su labor.
Con ella se abandonaba el sistema aún gótico de Pisanello (que había decorado estancias en el Palazzo Vecchio) y Mantua se convierte en uno de los grandes focos del Renacimiento.
Realizada entre 1465 y 1474, la sala (situada en el Castella de San Giorgio), la obra era toda una declaración del poder de los Gonzaga, sirviendo como lugar de recepción que impresionara a embajadores y visitantes.
Aunque existen bastante dudas sobre la iconografía concreta, las dos grandes paredes pintadas representan dos escenas de la corta de los Gonzaga.
En una de ellas encontramos, sentados, a Ludovico y Bárbara de Brandemburgo A ellos le acompañan sus hijos, cortesanos, bufones y perros. En este momento su secretario Marsilio Andreasile entrega una carta.

Según algunos estudiosos, en ella se le informaba que su hijo Francesco había conseguido la dignidad cardenalicia, según otros la misiva procedía de Milán, pidiéndole ayuda (como condottiero que era).
Sea como fuera, la pared contigua nos presenta el encuentro entre el padre y el hijo (ya vestido como cardenal) con un paisaje que evidentemente no es Mantua, y mientras algunos lo han querido interpretar como una Roma idealizada, otros prefieren pensar en la zona del milanesado que la relacionaría con la otra teoría.

Las imágenes, sin embargo, hablan más que de una simple anécdota, y nos plasman, como nunca se había hecho hasta el momento, la vida de una corte renacentista en la que se unían (sin colisiones) los intereses temporales de los condottiere, los cargos eclesiásticos o la Naturaleza
En un escenario rico pero nunca ostentoso, los personajes se mueven en él con una nueva dignidad que se basa en el nuevo antropocentrismo del que ya hablamos aquí.

Son seres que dominan sus destinos gracias al cálculo político y la formación cultural en donde lo divino es tan sólo un accidente (o una forma más de apuntalar el poder secular). 
Una verdadera virtú que se manifiesta en su pose aristocrática y solemne que mira más allá del tiempo, sabiendo que están posando para la posteridad.




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