lunes, 24 de abril de 2017

MUNCH Y LA VISIÓN DE LA MUJER

Madonna

En el universo doloroso de Munch la mujer cobra una especial importancia.
Sin embargo, su visión de lo femenino es profundamente ambigua y oscila entre la atracción y el rechazo, en un claro ejemplo de la dualidad eros/thanatos.
Por una parte se encuentra el deseo, habitualmente representado por la figura de la prostituta que se ofrece sin tapujos al espectador, una imagen tan habitual a finales del siglo XIX y principios del XX (desde Manet a Picasso y sus Señoritas).
En ella, sin embargo, más que procacidad hay una profunda lástima, un desamparo antiguo, una crítica de lo masculino que la utilizará en su forma carnal, sin interesarse por su espíritu.

Por otra parte, Munch recurre a menudo a la imagen femenina como portadora de visiones trascendentes. Sus ojos y su característica postura de los brazos sobre la cabeza nos la presentan como la que ve más allá de los que puede ver el hombre (masculino).
Su reino es, en este caso, puramente transcendente, visionario, y en su mirada nos anuncia (a través de su angustía) los negros presagios que habrán de venir.

























Pero aquí no acaba el catálogo de lo femenino.
Como muchas veces apunta Bozal, e íntimamente unido a la primera modernidad, la mujer se convierte en un ser peligroso. De esa oscuridad que analizábamos se pasa a la muerte, siendo Ella la asesina.
Igual que planteará el modernismo vienés (Klimt en especial) la mujer se reconvierte en un vampiro, en la personificación de la muerte (más moral que física) que acecha al hombre, acuciado por sus necesidades sexuales.

Como puede verse, lo femenino es un mundo complejo que a la vez se teme y admira, que se ansía y se aborrece, pues está vinculado a lo espiritual sin perder sus lazos con lo carnal

Esta visión compleja del universo femenino no acabará con estos autores de finales del siglo XIX, y volverá a aparecer de forma reiterada en el mundo surrealista, especialmente en Dalí, obsesionado por la figura de la mantis religiosa o la mujer que devora al macho tras a cópula, y sus entornos, el Picasso de los años 20 y sus bañistas





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