lunes, 19 de octubre de 2015

LA VILLA ADRIANA. EL ECLECTICISMO ROMANO


En las proximidades de Roma (Tívoli), Adriano quiso construir su más fastuosa villa campestre siguiendo la tradición (las villas de Augusto y Tiberio en Capri, la de Nerón en Anzio y en Subiaco, la de Domiciano en Albano...)
Como en todas ellas era un gran complejo lleno de edificios de viviendas, baños, bibliotecas, templetes, estanques y jardines que se integraban en el paisaje, recogiendo esa sensibilidad por el paisaje heredada del mundo etrusco (entendida como una forma de nacionalismo íntimo, apegado a la agricultura como actividad formadora del Imperio).

Todo el conjunto revela la compleja personalidad de Adriano.

Ese mismo Adriano que hemos visto totalmente helenizado en sus retratos, como el famoso de su amante Antinoo, lo volvemos a ver aparecer en su Canopus, gran estanque de formas en exedra en los lados cortos rodeado por una columnata clásica en la que se exponía su colección de escultura griega.

También su exquisitez se demuestra en el famoso teatro marítimo, una construcción central rodeada de una río y una columnata que era un espacio privado en donde el emperador estudiaba a los clásicos.

Teatro marítimo

Sin embargo, y junto a esta armonía y deseo absoluto de belleza, gran parte de las construcciones del conjunto se elaboró con las técnicas más avanzadas de la ingeniería romana, el opus caementicium del que ya hablamos aquí, algo que habría horrorizado a un griego.

Gracias a este material, y como es habitual en el arte Romano, se creaban grandes espacios internos que jamás conocieron los griegos, siempre basados en una arquitectura con valores escultóricos.

Y no sólo eso, pues la Villa de Adriano señaló el punto más alto en la utilización de los volúmenes a través de la curva (frente a la rectitud griega), creando una arquitectura plástica, llena de zonas cóncavas y convexas (como podemos ver incluso en las bóvedas de paños).

Evidentemente, el impacto no sería como el actual, pues en la actualidad observamos tan solo el alma de los muros, sin los mármoles y el opus reticulatum que los cubrieron



















Opus reticulatum

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